Las estatuillas que llegaron de Oriente

Autor:
  • Carmen Martínez

 

Las curiosidades de arte eran objetos de distinta naturaleza, propios de las artes decorativas, muy buscados por los coleccionistas en la época de la Ilustración. Estas piezas, que fusionan arte y ciencia, reflejan la curiosidad intelectual y el amor por el conocimiento en el Siglo de las Luces. En la colección de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) se conservan nueve pequeñas esculturas labradas en esteatita, enviadas desde Manila en 1790 por el botánico español Juan de Cuéllar.

 

A finales del siglo XVIII el arte oriental causaba admiración entre los europeos y era común la presencia de objetos orientales en las colecciones y gabinetes de curiosidades de los nobles y otros personajes ilustrados de la época, como Pedro Franco Dávila, creador y director del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. Gracias a Dávila, el Real Gabinete fue la primera institución española que formó y exhibió una colección de arte de Asia oriental. Para completar dicha colección, Dávila elaboró una lista con las piezas que deseaba adquirir, que eran similares a las que poseía cuando vivía en París. En las instrucciones de compra subrayaba que las piezas debían caracterizarse por su buena factura y singularidad.


Aunque Dávila falleció en 1786, la colección de manufacturas y obras de arte de Asia oriental no dejó de crecer, gracias a las detalladas instrucciones que había elaborado en 1776 y 1785. Las últimas las redactó para Juan de Cuéllar (1739-1801), un farmacéutico nacido en Aranjuez, que en 1785 sería nombrado catedrático de botánica en el Jardín Botánico de Sevilla, plaza a la que renunció para incorporarse a una expedición botánica a las Islas Filipinas (1786-1797). Esta expedición la llevaría a cabo la Real Compañía de Filipinas fundada en 1785 con el objetivo de unir el comercio de América con Asia.


Cuéllar fue nombrado Botánico Real y Naturalista de las Islas Filipinas, pero sin sueldo, y en el transcurso de la expedición envió conchas, minerales, semillas, resinas, dibujos, etc., al Real Gabinete, aunque hay que decir que las plantas enviadas fueron escasas. Para compensar mandó cajones con lo que se consideraban rarezas, que incluían objetos trabajados en minerales, como las figuras de esteatita, en las que Dávila estaba muy interesado. Dichas figuras, listadas en un escrito firmado por Cuellar en Manila en 1790, fueron enviadas al Real Gabinete a bordo de la fragata Placeres.


Llama la atención el buen conocimiento que tenía Dávila de los productos disponibles en el mercado asiático para la exportación, como buen coleccionista que era de objetos exóticos e imbuido en la moda orientalista del siglo XVIII. El centro de producción más importante de estos objetos era el sur de China, donde se conectaban las rutas comerciales que abastecían de todo tipo de objetos suntuarios a Europa y distintas zonas de Asia.


Las pequeñas esculturas que llegaron de Filipinas exhiben temas tradicionales de la cultura china y están realizadas en esteatita, antigua denominación de minerales blandos y untuosos como el talco y la pirofilita; el talco es un silicato de magnesio hidratado y la pirofilita un silicato hidratado de aluminio. Aunque la esteatita es fácil de trabajar, se raya con la uña, hay que ser cuidadoso al esculpirla para evitar fracturas. Este mineral resulta familiar en el mundo de la costura, ya que se utiliza para trazar las líneas de corte en las telas, de ahí que sea conocido como 'jabón de sastre'.


En el Museo se conservan nueve estatuillas, siete labradas en esteatitas-talco procedentes de China y dos en esteatitas-pirofilita procedentes de Japón. Para determinar su procedencia, el investigador del MNCN Javier García Guinea y el conservador del MNCN Julio González Alcalde realizaron análisis químicos de las estatuillas, por energías dispersivas de rayos X (EDS-ESEM) y, desde el punto de vista molecular, por espectroscopia Raman. De este modo, atendiendo al estilo artístico, la composición química y las propiedades organolépticas de las estatuillas, se han podido identificar dos esculturas que apuntan hacia tallas de pirofilita procedentes de Japón: un paisaje con árboles y pequeñas construcciones, y una posible pared rocosa con nubes o humo y dos figuras con una flor de loto en las manos.


Las figuras de esteatita-talco que, muy probablemente, proceden de China son un pez con dos orificios en la aleta superior e inferior, con posible función para colgar o sujetar; un recipiente decorado con un lagarto; un anciano sentado con peinado recogido y larga barba, y otras cuatro tallas, muy bellas, que representan figuras humanas, todas ellas de pie. Dos con atuendos propios de las clases altas: una con gorro historiado y túnica, y otra con túnica y collar largo; una tercera con un vestido largo, sujetando un objeto redondo con una mano y con la otra, un recipiente parecido a un frutero con una botella y una escudilla en su interior; y la última es una figura masculina con gorro y zapatos, con los brazos cruzados.


Estas piezas históricas testimonian el gusto por los objetos procedentes de otras culturas, cuyo exotismo suscitaba la evocación de culturas lejanas, radicalmente diferentes a la europea. Algunas se exhiben en la exposición dedicada al Real Gabinete.


Referencias bibliográficas:


García-Guinea, J., González-Alcalde, J. Nieto Codina, A. 2013. Estudio y composición de nueve estatuillas chinas y japonesas del Museo Nacional de Ciencias Naturales aportadas por D. Juan de Cuellar en el siglo XVIII. Arbor, Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a059. https://doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4010


González-Alcalde, J., Nieto, A., GarcíaGuinea, J. 2012. Estatuillas chinas del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN). Ocho aportaciones orientales de D. Juan de Cuellar en el siglo XVIII. Madrid Histórico, 38, marzo/abril. Madrid.


Sagaste-Abadía, D. 2012. Pedro Franco Dávila (1711-1786) y el coleccionismo de curiosidades de arte asiáticas en el siglo XVIII. Pp. 203-243, en: Sánchez-Almazán, J. I. (coord.), Pedro Franco Dávila (1711-1786). De Guayaquil a la Royal Society. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.