Las colecciones científicas son más necesarias que nunca

Autor:
  • Carmen Martínez

 

Como ocurre en todos los museos del mundo, sólo una mínima parte de los millones de ejemplares que albergan las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) se exhibe al público. Sin embargo, las colecciones científicas son la razón de ser de los museos de historia natural y una herramienta insustituible para documentar la biodiversidad.

 

En una época en la que la biología molecular ha adquirido un gran protagonismo y una muestra de ADN permite describir nuevas especies, hay mucha gente que puede llegar a pensar que las colecciones zoológicas son algo obsoleto. Nada más lejos de la realidad, las colecciones científicas son más necesarias que nunca debido a la pérdida creciente no sólo de especies, sino de ecosistemas completos; los científicos estiman que entre 150 y 200 especies se extinguen cada 24 horas debido a las actividades humanas.


Además de sus colecciones de zoología, el MNCN atesora una colección de tejidos y ADN que es pionera en Europa. Asimismo, es el museo más antiguo e importante en lo que a colecciones petrológicas, mineralógicas y paleontológicas se refiere. Los ejemplares comenzaron a recolectarse en el siglo XVIII e incluyen magníficas muestras de oro nativo brasileño, esmeraldas colombianas, junto al famoso megaterio de Luján, Argentina. También se conserva en este museo la colección más completa de meteoritos españoles.


El papel más importante de las colecciones de historia natural es salvaguardar especímenes tipo, que son los patrones de referencia en los que se basa la descripción de nuevas especies. Los tipos son esenciales para los taxónomos y para el conjunto de la ciencia, por lo que deben guardarse en instituciones que garanticen su conservación y sean accesibles a la comunidad científica.


Las colecciones históricas pueden aportar datos sorprendentes, como puede ser la localización de un espécimen tipo que se creía perdido. Sirva de ejemplo el caracol terrestre neotropical Isomeria morula que fue descrito en 1870, del que sólo se conocía la descripción original y que acaba de ser redescubierto por un investigador del MNCN. A partir de tres especímenes colectados en Ecuador en la segunda mitad del siglo XIX, pertenecientes al MNCN y al Museo de Zoología de la Universidad de Michigan, ha sido posible aclarar su estatus taxonómico, reproducir su imagen por primera vez y detallar los caracteres que permiten su identificación.


Otra especie redescubierta a partir de los especímenes conservados en las colecciones científicas es el mascaflor ibérico (Mylabris deferreri). Se trata de una llamativa especie de escarabajo que vive en el macizo de la Sagra (Granada). Los primeros ejemplares se encontraban en la colección del MNCN y habían sido colectados por el insigne entomólogo Manuel Martínez de la Escalera en 1900.


Los museos de todo el mundo guardan muchas especies a la espera de ser catalogadas. Un investigador del MNCN ha descubierto recientemente un nuevo género de gorgojo a partir de un ejemplar recogido en Sudáfrica a finales del siglo XVIII por el botánico y entomólogo sueco Carl Peter Thunberg, discípulo de Carl Linneo. Este espécimen, conservado en el Museo de la Evolución de la Universidad de Uppsala, fue descrito por Thunberg en 1813 y hasta la fecha no se ha vuelto a encontrar en el campo. Las colecciones, por tanto, son importantes porque conservan la información que ya no está o no estará disponible en la naturaleza en el futuro.


Más allá del indiscutible papel que desempeñan en la taxonomía, las colecciones también son muy importantes en otras disciplinas como la biogeografía, ya que permiten documentar cambios históricos en la distribución geográfica de las especies. Un estudio presentado en las I Jornadas de la Vicedirección de Colecciones y Documentación del MNCN ilustra la relevancia de los datos que ofrecen las colecciones. En este trabajo se compara la distribución de algunas especies de coleópteros, basándose únicamente en las citas extraídas de la literatura científica. Se aprecia, que cuando no se consultan los datos de la colección del MNCN, se pierden hasta el 50% de las localidades en las que están o estuvieron presentes dichas especies.


La información histórica que proporcionan las colecciones también puede ser utilizada en biología de la conservación y canalizarla como instrumento que facilite la gestión de las poblaciones naturales. Por ejemplo, en el caso de ciertos grupos como los anfibios, cuyas poblaciones se han reducido drásticamente en las últimas décadas, la comparación de su distribución geográfica en el pasado con la distribución actual, puede servir para documentar la desaparición de poblaciones o la extinción de especies.


Un ejemplo es el declive del sapo partero común Alytes obstetricans en la sierra de Guadarrama (Madrid). Una investigación del MNCN muestra que su rango de distribución era mucho más amplio en el pasado. Entre las diversas razones que pueden explicar la reducción del área, la causa más probable es la epidemia de quitridiomicosis que tuvo lugar en el macizo de Peñalara en el año 2000. Al analizar las muestras de la colección se ha comprobado que el parásito no estaba presente en Peñalara años atrás, por lo que presumiblemente ha sido introducido recientemente en la zona. Como muestra este caso, las colecciones contienen información que, se estudie o no, puede ser útil para otras disciplinas o para estudios en el futuro.


Desde el Museo pensamos que éste es un buen momento para lanzar una nueva mirada a nuestras colecciones de historia natural y mostrarlas al público. Deseamos contarle qué tenemos, qué hacemos con las colecciones, qué más cosas se podrían hacer, si puede haber tesoros que estén esperando a ser descubiertos y, sobre todo, queremos transmitir a la sociedad el valor incalculable de nuestras colecciones. Para ello, contaremos con la ayuda inestimable de los conservadores, que son sus custodios, y de los científicos que, con sus investigaciones, añaden valor a las mismas.


Son muchas las historias que están esperando a ser rescatadas del fondo de los almacenes, de los rincones del archivo y del quehacer diario de conservadores e investigadores. Sólo hay que estar atento al Blog del MNCN.