Crónica de la desaparición de un escarabajo

Autor:
  • Carmen Martínez

El testigo más relevante de su existencia es una caja entomológica con algo más de 200 ejemplares que se conserva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Era una especie frecuente en el centro de la península ibérica, pero el último ejemplar fue colectado en Getafe (Madrid) en 1956. A través de la colección de entomología del Museo podemos conocer su historia.

 

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Caja con ejemplares del coleóptero Mylabris uhagonii. Serie tipo,
primera fila con etiquetas rojas. Imagen: Mercedes París.

A finales del siglo XIX, los coleópteros de la familia Meloidae llamaban la atención de naturalistas y médicos por sus propiedades farmacológicas. Estos escarabajos segregan una toxina conocida como cantaridina, una sustancia viscosa parecida al aceite, que en el pasado fue empleada en la medicina popular como antiespástico, abortivo o afrodisíaco. Actualmente su utilización clínica se limita a tratamientos dermatológicos.


Mylabris uhagonii es una especie de esta familia que se distingue con facilidad por su tegumento de color azul o verde metálico, recubierto por pelos largos de color claro, por sus élitros amarillo-anaranjados con 4 a 6 puntos negros, y por el dimorfismo sexual en las antenas. Este escarabajo endémico de la península ibérica fue descrito por el zoólogo Francisco de Paula Martínez Sáez en 1873 con el material colectado en los alrededores de Cuenca capital.


La especie está dedicada al vizcaíno Serafín Uhagón, que fue uno de los 14 fundadores de la Sociedad Española de Historia Natural. Hay una anécdota curiosa que refiere que un día en el que el catedrático de Zoología en la Universidad Central de Madrid, Laureano Pérez Arcas, fue a cobrar un cheque a una sucursal bancaria, fue reconocido por el hijo del banquero propietario de la entidad, que no era otro que Uhagón. Tras hablar con él, resultó que era un gran aficionado a los insectos y amante de la Sierra de Guadarrama por lo que Pérez Arcas le invitó a las excursiones naturalistas que organizaban en busca de escarabajos. El joven vasco se convirtió en un alumno aventajado, ya que descubrió diferentes especies de coleópteros.


Más allá de las anécdotas, la situación actual de esta especie es, cuando menos, crítica. A principios del siglo XX era común en el centro peninsular y también podía encontrarse, desde el oeste de Orense hasta el norte de Granada, y desde el sur de Navarra hasta Toledo. Ocupaba hábitats tan diversos como los yesos esteparios y las praderas del pie del Sistema Central. Pero esto ha cambiado radicalmente porque no ha vuelto a encontrarse. Actualmente si queremos verlo tendremos que ir al MNCN, donde está depositada la mejor colección que existe de la especie, o a los museos de Londres, Budapest o París, donde también se conservan algunos especímenes de este escarabajo.


La colección de entomología del Museo alberga unos 200 ejemplares de Mylabris uhagonii, entre ellos la serie tipo con los especímenes que se utilizaron para la descripción de la especie en 1873. Algo más de la mitad de los ejemplares (118) fueron colectados en once localidades de la Comunidad de Madrid, desde las zonas de yesos del sur y sureste hasta El Escorial. Gran parte de los registros corresponden al municipio de Madrid y la mayoría de las capturas se restringen al período entre 1906 y 1916; el último ejemplar fue colectado en Getafe en 1956.

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Lámina con el dibujo de Mylabris uhagonii que aparece en
el artículo donde se describe la especie. Imagen: Anales de
la Sociedad Española de Historia Natural, 1873.


Investigadores del MNCN han llevado a cabo campañas de muestreo intensivo para localizar nuevos ejemplares de la especie. Los muestreos se realizaron en todas las localidades donde se había citado M. uhagonii y en lugares próximos, al menos una vez, y donde su presencia era probable, al menos cinco veces; todo ello durante el periodo de actividad de los adultos. Sin embargo, los muestreos sistemáticos realizados durante seis años, entre 2000 y 2006, han sido negativos.


Al revisar la colección los científicos han visto que era una especie abundante en Madrid, que incluso estaba presente en los jardines y parques urbanos de la capital. Pero los datos más recientes sugieren que podría haberse extinguido, por lo que recomiendan nuevos muestreos para intentar encontrar alguna población superviviente de este endemismo ibérico, único representante occidental del subgénero Chalcabris, cuyas especies más próximas se localizan en el Cáucaso.


Conocer las causas de su desaparición resulta complejo. De los escasos datos obtenidos a partir de los ejemplares que hay en la colección se deduce que los escarabajos adultos están activos desde mediados de junio hasta principios de julio. Es posible que sus larvas, al igual que las de la mayoría de las especies del género Mylabris, se alimenten de huevos de ortópteros como langostas o saltamontes.


Al ser una especie que probablemente ocupase hábitats ruderales, junto a la necesidad que tenía de encontrar puestas de ortópteros para su desarrollo, hace suponer que sin duda se vio afectada por el uso de herbicidas en las cunetas, el empleo masivo de productos fitosanitarios en los cultivos, así como las fumigaciones aéreas contra las plagas. Además, hay que subrayar como algunas zonas donde se encontraban han desaparecido por el importante desarrollo urbanístico de algunas zonas de Madrid como Vallecas, Montarco o Villaverde, lo que ha generado un impacto muy negativo en las poblaciones de meloidos y otros insectos.


Pero, como ya hemos señalado, el asunto es complicado, ya que estos argumentos no siempre pueden aplicarse a las poblaciones de montaña de la Comunidad de Madrid, o bien a las poblaciones de otras localidades de la península, donde el hábitat no parece haber sufrido alteraciones drásticas o suficientemente significativas como para suponer su desaparición. De lo que no hay ninguna duda es que las colecciones de historia natural que custodian los museos son fundamentales para conocer la biodiversidad que hubo en el pasado. Es más, un análisis riguroso de las mismas puede alertarnos de lo que puede ocurrir en otras zonas y así, tal vez, evitar la extinción de especies.


Referencias bibliográficas:


García-París, M., Trotta-Moreu, N., Capote, L. 2006. Estado de conocimiento actual y problemas de conservación de los Meloidae (Coleoptera) de la Comunidad de Madrid. Graellsia, 62 (número extraordinario): 333-370.


García-París, M., Ruiz, J. L. 2008. Mylabris uhagonii. Martínez Sáez, 1873. Pp: 125-129. En: Verdú, J. R. y Galante, E., (eds). 2009. Atlas de los Invertebrados Amenazados de España (Especies En Peligro Crítico y En Peligro). Dirección General para la Biodiversidad, Ministerio de Medio Ambiente, Madrid.


Martínez y Sáez, F. P. 1873. Datos sobre algunos coleópteros de los alrededores de Cuenca. Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, 2: 53-75.


Sánchez Crespo, A. 2015. 101 curiosidades de la historia de la sierra de Guadarrama. Guadarramistas Editorial.