Una ballena varada en el museo

Autor:
  • Carmen Martínez

Es el segundo animal más grande después de la ballena azul y la única ballena con barbas vista habitualmente en el mar Mediterráneo. En el siglo XX la caza provocó un descenso tan acusado de la población que se llegó a catalogar como una especie en peligro de extinción. En la exposición Biodiversidad del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) cuelga el esqueleto de una hembra varada en Málaga.


Cuando entras al Museo es fácil que tu mirada se sienta atraída por un impresionante animal suspendido del techo. Hablamos del esqueleto de un rorcual común (Balaenoptera physalus) que mide 20,5 m de largo y pesa 2.500 kg. Pertenece a una hembra que el 5 de febrero de 2008 quedó varada en la playa de Cortijo Blanco, San Pedro de Alcántara (Marbella). El animal fallecía después de infructuosos intentos por salvarla. En este vídeo se puede ver a la ballena varada en la playa, así como el proceso de taxidermia, traslado, montaje e instalación en el Museo, donde su esqueleto se exhibe desde 2011. Se llama Vega, el nombre que eligieron los escolares de Marbella en un concurso que se hizo para darle nombre.


El rorcual común o ballena de aleta es un cetáceo pelágico, de color gris oscuro en el dorso y blanco en la región ventral, con un rostro picudo de coloración asimétrica y un cuerpo hidrodinámico que puede llegar a medir 20 m y pesar hasta 60 toneladas. Las hembras son mayores que los machos. Uno de sus rasgos principales es la presencia de barbas, en vez de dientes, por lo que se le incluye en la superfamilia de los Misticetos. Uno de los caracteres que les diferencia de otras ballenas es el soplo, que puede formar una columna de una altura de entre 4 y 6 metros.

 

esqueleto ballena
Esqueleto de rorcual común (Balaenoptera physalus). Pertenece a una hembra que en 2008 quedó varada en la playa de San Pedro de Alcántara (Málaga). Imagen: Jesús Juez.

 

Es una de las ballenas más rápidas que existen, pudiendo alcanzar 37 km/h, lo que propició que los balleneros las llamaran “galgos de los mares”. Tanto machos como hembras se comunican emitiendo pulsos de 20Hz, que pueden oírse a más de cien kilómetros de distancia dentro del agua. Se mueve en grupos pequeños o en solitario y, en ocasiones, se reúnen en alguna zona para alimentarse o reproducirse. Tienen una sola cría cada dos o tres años, después de un periodo de gestación de entre 11 y 12 meses, las crías al nacer miden entre 5 y 6 m.


Son depredadores muy activos que se alimentan de pequeños cardúmenes de peces, calamares, crustáceos y krill. Su estrategia consiste en nadar rápidamente, a unos 10 km/h, abriendo al máximo la boca para tragar hasta 70 m3 de agua. Entonces cierran las mandíbulas, reteniendo a las presas con sus barbas, mientras el agua sale al exterior. Las ballenas adultas tienen unas 300 barbas de queratina a cada lado de la boca, que pueden medir 75 cm de longitud y 30 cm de anchura. Se sumergen a profundidades de hasta 200 m, recogiendo hasta 10 kg de krill en cada trago.


Su área de distribución se extiende desde el ecuador hasta las regiones polares, aunque parece estar ausente en las latitudes más extremas. Se concentran en áreas de alimentación en altas latitudes durante el verano y en zonas de reproducción en bajas latitudes durante el invierno, estableciendo un corredor migratorio entre ambas áreas. El mar de Liguria (al sur de Génova) y la zona de las islas Columbretes (Castellón) han sido descritos como las zonas de mayor concentración de rorcuales comunes del mar Mediterráneo. Es posible que estos cetáceos puedan extender el periodo de alimentación hasta el invierno coincidiendo con la época de reproducción, de modo que los rorcuales de origen atlántico pasen por el estrecho de Gibraltar al Mediterráneo favoreciendo el intercambio genético entre ambas poblaciones. Así, los rorcuales de la población del Atlántico noreste que pasan el invierno en el mar de Alborán, podrían desarrollar al mismo tiempo actividades de alimentación y de reproducción.


La comunicación a larga distancia de las ballenas barbadas es muy importante, por lo que el ruido limita sus oportunidades para orientarse, encontrar pareja, mantener la cohesión durante las migraciones y localizar áreas de concentración de alimento. Teniendo en cuenta que el ruido ambiente en el Mediterráneo es superior al descrito en las demás regiones marinas y que el rorcual común es el cetáceo mediterráneo más sensible a la contaminación acústica producida por el tráfico marítimo y la exploración geofísica marina, debería considerarse prioritaria la atenuación del ruido.

 

ballena van Berkhey
Ballena varada en la costa, Joannes Jonstonus (1603-1675), Colección van Berkhey, sig. ACN100D/005/03712. Imagen: Archivo del MNCN.

 

Aunque las ballenas han despertado un enorme interés a lo largo de la historia, en el siglo XIX era inusual obtener un ejemplar completo de ballena para su estudio. Debido a la dificultad de conseguirlos, estos especímenes fueron muy apreciados por los museos y por los investigadores de anatomía comparada de la época. En el archivo del MNCN se conservan seis cartas manuscritas del profesor de instituto Daniel Jiménez de Cisneros a partir de las cuales se puede conocer la historia de la llegada al Museo del esqueleto de una hembra de ballena, de 22 m de longitud, encontrada muerta por unos pescadores en Gijón (Asturias) en otoño de 1895 (Archivo MNCN, Sig. CN0261/024).


La crónica de esta ballena refleja de algún modo el difícil devenir del museo a lo largo de su historia. En enero de 1896, cuando llegaron a Madrid por ferrocarril los 167 huesos del ejemplar, el museo se encontraba en una situación crítica, sin un edificio donde acoger sus valiosas colecciones. El precio pagado por el esqueleto del cetáceo fue finalmente de 1.000 pts., aunque los propietarios pedían 2.500 pts. Lamentablemente su esqueleto nunca se montó y actualmente se encuentra depositado en el almacén que el Museo posee en Arganda del Rey (Madrid).


Pero el mejor lugar para hacernos una idea de la fascinación que los esqueletos de ballena han suscitado en los naturalistas y científicos es el Natural History Museum de Londres donde se encuentra la colección más completa del mundo con 6.000 cetáceos. Este museo contiene restos óseos de ballenas, delfines y marsopas, tan insustituibles, que se alojan fuera del museo en un lugar secreto. Todo este material es un formidable depósito de información, aún sin desvelar, que con el desarrollo de nuevas tecnologías permitirá obtener detalles sobre aspectos muy diversos de la biología de los cetáceos, así como de la influencia del cambio climático en los océanos.


En 1986 la caza de ballenas fue prohibida por la Comisión Ballenera Internacional, pero su historial de caza es desalentador: cerca de 750.000 animales fueron cazados en el hemisferio sur entre 1904 y 1979. Aunque la situación ha cambiado radicalmente y su población ha aumentado, ahora está catalogada como Vulnerable, si consideramos el aislamiento genético, el tamaño de sus poblaciones, la presión antrópica sobre su hábitat y las colisiones con barcos, todo ello dibuja un escenario poco optimista para la supervivencia del rorcual común. Ojalá que el esqueleto de Vega despierte en nuestros visitantes el interés por estos gigantes del mar.


Referencias bibliográficas:


Castellote, M. 2009. Patrón migratorio, identidad poblacional e impacto del ruido en la comunicación del rorcual común (Balaenoptera physalus L. 1758) en el mar Mediterráneo Occidental. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, Madrid.


Martín Escorza, C. 2004. Adquisición de un esqueleto de ballena por el MNCN en 1895-1896. Simposio homenaje a D. Daniel Jiménez de Cisneros y Hervás, 2004. Ejemplar dedicado a: VII Congreso Geológico de España. Geotemas, 7: 87-89.