Restauración de Colecciones de Historia Natural

A pesar de constituir menos del 1% de los 11 millones de objetos que conforman las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), una gran mayoría de las piezas expuestas al público poseen una característica única: son tanto obras de arte como especímenes naturales. Estos objetos, además de ser elementos manufacturados por el ser humano y por tanto tener un valor cultural y patrimonial, son especímenes naturales en forma de pieles, esqueletos, etc. que contienen un importante valor científico. Este hecho determina el tipo de actuaciones de conservación y restauración que puede realizarse en ellos. Además de aplicar tratamientos mínimamente invasivos que se ciñen a los protocolos marcados para colecciones patrimoniales, que consideran aspectos fundamentales como la seguridad, la reversibilidad y el respeto a la historicidad, es imprescindible tener en cuenta la naturaleza de las piezas como objetos de investigación. Por ello, es fundamental no alterar sus cualidades físico-químicas, ya que cualquier modificación podría comprometer aspectos importantes para el estudio de las mismas como el color o incluso el ADN.

El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) custodia una de las colecciones más antiguas del mundo, de composición muy diversa, y muchas de ellas de una naturaleza delicada y susceptible a los cambios de temperatura, humedad o al ataque de plagas. Por esta razón, muchas de las piezas naturalizadas presentan deterioros que deben restaurarse y, al mismo tiempo, deben ser objeto de tareas de conservación y mantenimiento periódicos.

Entre los daños más habituales en las piezas de taxidermia se encuentran las grietas, amputaciones y decoloración. La mayoría de las veces las grietas pueden restaurarse con masillas, pero las amputaciones hay que reconstruirlas. Para ello se utilizan medios tradicionales (a través del modelado de la parte que falte y su posterior reproducción en resinas como la epoxídica empleando moldes de silicona o alginato) o por tecnología 3D. En este último caso el modelo a reproducir se puede crear de cero en programas de procesado en 3D o se copia de otro animal la parte que falte a través de fotogrametría e igualmente se procesa con software para adaptarlo a nuestras necesidades. En ambos casos el objeto reproducido se imprime en impresoras 3D gracias al Laboratorio de Morfología Virtual (ViMoLab) existente en el Museo.

Molde con pluma
Pluma reproducida para su utilización en restauración. Foto: Rita Gil Macarrón

Entre las piezas restauradas recientemente en el MNCN se pueden citar:

• El Antílope sable gigante o antílope negro (Hippotragus niger variani Thomas, 1916) (Sig. MNCN-M4647) capturado en Angola por el conde de Yebes y realizada su taxidermia por Julio Patón en 1949 ostenta el record mundial como trofeo de caza. El ejemplar presentaba numerosas grietas, calvas y restauraciones anteriores muy invasivas. Durante el proceso de restauración, se llevaron a cabo diversas acciones para devolverle su esplendor al Antílope sable gigante. En primer lugar, se eliminaron cuidadosamente las masillas anteriores, las cuales eran irreversibles. Luego, se corrigieron las deformaciones de la piel mediante el control de la humedad, reconstruyendo las grietas y las faltas con masillas reversibles. Además, se realizaron injertos de pelo en las áreas donde se habían producido pérdidas. Para lograr una reproducción fiel del color y la textura del pelo, se utilizaron pinturas reversibles a base de acrílico en reintegraciones invisibles que imitan el aspecto original de la pieza.

• El Rinoceronte negro (Diceros bicornis, L., 1758) (Sig. MNCN-M5132), más antiguo que la pieza anterior, fue realizado por la prestigiosa empresa de taxidermia inglesa Rowland Ward y fue adquirido por el Museo en el año 1919. Durante su restauración, se llevó a cabo la reconstrucción de las grietas existentes, así como la reparación de aproximadamente cinco centímetros en la costura del lomo. De igual manera se eliminaron parte de las restauraciones anteriores, se corrigieron las deformaciones de la piel y se reintegraron las faltas volumétricas y cromáticas.

Restauración cromática de un rinoceronte


No solo son las piezas de mamíferos de gran tamaño han necesitado ser restauradas, también otros objetos museísticos como esqueletos, corales, caracolas, conchas o aves. Además de los trabajos de restauración ya mencionados se ha llevado a cabo un minucioso estudio de las técnicas empleadas en la realización de las taxidermias, a través de la consulta de documentos de archivo y la toma de muestras durante las tareas de restauración. Esto confiere un valor adicional a los especímenes expuestos ya que muchos de ellos cuentan con escasa documentación asociada.

El MNCN-CSIC, como infraestructura de investigación, cuenta con las técnicas más modernas disponibles para la restauración de objetos, lo que facilita el tratamiento adecuado de los mismos. Entre estas técnicas, las radiografías han desempeñado un papel crucial en numerosas intervenciones, ya que permiten identificar la estructura y los posibles daños en las piezas. Esto resulta fundamental para la datación y la evaluación del tratamiento más adecuado en caso de daño. En ocasiones, debido al tamaño de la pieza, es necesario realizar las radiografías en las salas de exposiciones, lo que plantea un desafío para aplicar las medidas de protección integral necesarias.

Además, en casos de falsificaciones, cuando se intenta hacer pasar un animal extinto por otra especie diferente, es necesario recurrir a técnicas de identificación de ADN. A menudo se requiere una combinación de diferentes estudios para analizar elementos como las policromías, especialmente en aves, donde los picos, las patas y otros tegumentos suelen estar pintados. La cromatografía y la espectroscopía RAMAN pueden proporcionar información sobre los aglutinantes utilizados, mientras que la microscopía electrónica de barrido (MEB o EDX) permite determinar los tipos de pigmentos empleados.

Estos enfoques también son útiles en la detección de sustancias tóxicas, como el jabón arsenical que se utilizaba con frecuencia en la preparación de especímenes. Esto resulta de gran ayuda para los restauradores, ya que les permite aplicar tratamientos sin dañar los elementos y adoptar medidas de protección individual (EPIS) al manipular artefactos contaminados.

Texto: Rita Gil Macarrón / Edición: Nacho Doadrio.

 

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