El pez diablo no es venenoso pero el gato no lo quiere

De las dos mil quinientas especies que custodia la colección de Ictiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) hemos elegido a un pez marino procedente de Cuba y que pertenece a la colección del gran ictiólogo cubano Felipe Poey y Aloy (1799-1891). La colección de peces del Museo tiene un gran valor histórico como queda constancia en diferentes referencias documentales como el Catálogo del Gabinete de Pedro Franco Dávila que se imprimió en París en 1767. Sin embargo, actualmente no se conserva ninguno de los ejemplares descritos en dicho catálogo; el pez más antiguo es un sargo fechado en 1790.

 

Al protagonista de esta entrada los pescadores lo conocen como pez murciélago, aunque en Cuba también lo llaman pez diablo narizón (Ogcocephalus vespertilio). Felipe Poey en su obra Ictiología Cubana narra una anécdota curiosa que da pie al título. Según el científico, tras manifestar públicamente que la gente no comía este pez por su aspecto repugnante, aunque no constaba que su carne fuera venenosa, el Ayuntamiento de la Habana prohibió su consumo. Sin embargo, Poey añade: 'Sin embargo de que un gato, en mi casa, la comió y la vomitó poco después, sin otro daño consecuente.'


Según los datos disponibles, un tanto confusos, el ejemplar del MNCN fue capturado en el mar Caribe en 1886 y fue naturalizado por el disecador del Museo, Maximino Sanz de Diego, tal y como indica la etiqueta que lo acompaña. Hoy en día no se utilizan aquellas técnicas de naturalización en las colecciones científicas, en las que los animales erar vaciados y pintados, por lo que los ejemplares naturalizados tienen más valor histórico que científico.


Pertenece a la clase de los actinopterigios, unos peces óseos provistos de radios en las aletas. Este grupo de peces se caracteriza por una gran diversidad morfológica, ecológica y de comportamiento, así como por su ubicuidad. Con cerca de 30.000 especies, es la clase de vertebrados más diversa y numerosa.


Nuestro ejemplar aparece etiquetado como Malthe vespertilio, aunque actualmente está incluido en el género Ogcocephalus. Fue descrito por Linneo en 1758 y el nombre específico vespertilio hace referencia a su similitud con los murciélagos. Su cuerpo es ancho y deprimido, y puede alcanzar los 25 centímetros de largo. Como adaptación a su vida en el fondo del mar, ha modificado sus aletas pectorales y ventrales a modo de patas. Debido a que su movilidad es restringida, durante el día suele ocultarse en oquedades o fisuras de rocas.


De color pardo aceitunado por encima y vientre rosado, su cuerpo está protegido por una piel dura en la que las escamas se han modificado en forma de verrugas y espinas gruesas. Llama la atención su largo hocico que cubre un tentáculo retráctil que es carnoso en su extremidad. Este órgano lo utiliza para explorar el sustrato y como señuelo para atraer a los invertebrados (crustáceos, bivalvos, poliquetos y equinodermos) que le sirven de alimento.


El pez diablo se distribuye por las aguas tropicales del atlántico occidental desde Las Antillas hasta Brasil. Es una especie común en los acuarios públicos de Europa y América, a pesar de lo cual su biología y ecología apenas ha sido estudiada. Uno de los aspectos más interesantes de su biología tiene que ver con la etnofarmacología, ya que las tribus nativas que viven en la desembocadura del Amazonas lo utilizan como medicina, concretamente para el tratamiento del asma.


Referencias bibliográficas:


Alves, R.R., Rosa, I. L. 2006. From cnidarians to mammals: the use of animals as remedies in fishing communities in NE Brazil. Journal of Ethnopharmacology, 19;107(2):259-76.

 
Poey y Aloy, F. 2000. Ictiología Cubana, Volumen II. Ed. Imagen Contemporánea, La Habana. Pp. 610-611.