Una rana acuática espectacular

Autor:
  • Carmen Martínez

Vive en el mayor lago de agua dulce de América del Sur y el más alto de los grandes lagos. Es una de las ranas acuáticas más grandes del planeta. En el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) se conserva un ejemplar histórico de gran valor científico, ya que se trata del individuo más antiguo en el que se ha detectado la quitridiomicosis, una infección fúngica muy contagiosa que está provocando la disminución y extinción de numerosas especies de anfibios en todo el mundo.

La rana gigante del lago Titicaca (Telmatobius culeus), conocida localmente como jamphatu huankele, keles o ispi awatari, es una especie endémica de la cuenca del gran lago ubicado en la frontera de Perú y Bolivia a una altitud de 3812 msnm. El género Telmatobius incluye 63 especies que se distribuyen en los Andes desde Ecuador hasta Chile y Argentina. Esta cordillera, que es una de las cadenas montañosas más elevadas, alberga el mayor número de especies de anuros del mundo.

Vivir a semejante altitud tiene algunas limitaciones, pero Telmatobius culeus muestra una combinación de adaptaciones morfológicas, fisiológicas y etológicas que le permiten  llevar una vida acuática en aguas frías (10 °C), saturadas de O2 (100 mm Hg) y a gran altitud (3812 m), como las que hay en el lago Titicaca.

Aunque el célebre oceanógrafo Jaques Yves Costeau en una expedición que realizó a este lago en 1969 habla de ejemplares de 25 cm de longitud, entre el hocico y la cloaca, y hasta 1 kg de peso, y más recientemente también se cita un individuo de 19 cm y 335 g colectado en la bahía de Huatajata en abril de 2003, a día de hoy, estas ranas son sensiblemente más pequeñas, ya que el tamaño promedio ha disminuido. En cuanto a la coloración del cuerpo, es muy variable entre individuos; generalmente es una combinación de verde oliva o verde oscuro en el dorso, que contrasta con el color blanco o perla del vientre. Una peculiaridad de esta especie es que presenta una gran variabilidad en la coloración, la morfología y el tamaño.

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 Rana gigante del lago Titicaca (Telmatobius culeus). Imagen: Ignacio De la Riva.

Permanece sumergida todo el tiempo, saliendo únicamente a la superficie cuando los niveles de oxígeno del agua son excepcionalmente bajos ya que sus pulmones son muy pequeños, con alveolos poco desarrollados. Su aspecto físico es peculiar: tiene una cabeza ancha y aplanada, sus patas traseras son largas con dedos palmeados y, lo que más llama la atención, son unos amplísimos pliegues que cuelgan del dorso, los costados y las extremidades traseras. La respiración tiene lugar a través de esos pliegues que están altamente vascularizados. Otra adaptación para la vida acuática a gran altitud consiste en un elevado recuento de glóbulos rojos, que se encuentra entre los más altos registrados en los anuros, mientras que la tasa metabólica se encuentra entre las más bajas de los anfibios.

Esta especie puede verse en los extensos lechos de totora (Schoenoplectus tatora) que hay en el fondo del lago, gustándole también las zonas con rocas. Generalmente, la densidad de adultos es mayor en profundidades con temperaturas más estables. La selección del microhábitat parece depender de la temperatura en ese lugar y de la hora del día, lo que sugiere que utiliza distintas estrategias de comportamiento para regular la temperatura, como desplazarse para encontrar la zona térmica más amable, así como tomar el sol sobre rocas bajo el agua en las horas de mayor radiación solar.

Se alimenta principalmente de moluscos gasterópodos, crustáceos anfípodos e insectos acuáticos que encuentra en la vegetación sumergida del lago, así como de peces pequeños. Recientemente se ha registrado la primera evidencia de canibalismo entre adultos en poblaciones silvestres, del que ya se tenía noticia en cautividad. El canibalismo es un fenómeno relativamente extendido en el reino animal, llegando a ser importante en algunos anfibios. Sin embargo en el caso de la rana del Titicaca aún se desconoce si realmente presenta un comportamiento caníbal o sólo se trata de observaciones ocasionales.

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Rana gigante del lago Titicaca de l a Colección de herpetología del MNCN-CSIC/  José Marí Cazcarra

 

 

Cuando en 2016 se encontraron más de 10.000 ranas muertas en las orillas del río Coata que desemboca  en el lago, los investigadores afirmaron que sólo las toxinas podrían haber causado una mortalidad tan elevada y rápida. Precisamente, una de las mayores amenazas para la supervivencia de este anfibio es la elevadísima contaminación del Titicaca, producto de los vertidos resultantes de la actividad minera y otras industrias, residuos agropecuarios con muchos agentes contaminantes, por el uso de pesticidas organoclorados y organofosforados, así como vertidos domésticos y de aguas residuales.

A pesar de que tanto Perú como Bolivia han endurecido la ley, la recolección y el tráfico ilegal, siguen causando un severo impacto en sus poblaciones. La captura de los mejores ejemplares para cocinar platos exóticos para los turistas o para fabricar billeteras con destino a Estados Unidos, son algo muy común. También existe una gran demanda entre la población local de licuados realizados con ranas vivas junto a otros ingredientes como miel, huevos de codorniz, raíz de maca, maíz, etc., para tratar ciertas enfermedades y como afrodisíaco, ya que las culturas andinas consideran que esta rana tiene poderes curativos casi milagrosos.

Otras actividades que influyen negativamente son la extracción de totora y otras plantas sumergidas para alimentar el ganado doméstico, al reducir un hábitat fundamental para la especie, ya que las hembras desovan en los totorales, mientras que la vegetación sumergida es el hábitat de los moluscos y anfípodos de los que se alimenta. También les afecta la introducción de especies exóticas de peces como la trucha (Oncorhynchus mikiss) y el pejerrey (Odontesthes bonariensis), que depredan sobre los renacuajos.

En la colección de anfibios reunida por el zoólogo Marcos Jiménez de la Espada durante la expedición al Pacífico (1862-1865) se conserva el espécimen más antiguo con el hongo quitridio (Batrachochytrium dendrobatidis) registrado hasta la fecha, un ejemplar de Telmatobius culeus del lago Titicaca recolectado en 1863. Este patógeno que daña la piel de los anfibios, es el causante de una enfermedad emergente devastadora que ha afectado a más de 1000 especies de anfibios, causando el declive de al menos 500 de esas especies y la extinción de cerca de un centenar. Los investigadores que han examinado este ejemplar refieren que ha sido el único individuo boliviano del siglo XIX que encontraron en los museos consultados para su estudio.

Referencias bibliográficas:

Burrowes, P.A., De la Riva, I. 2017. Unraveling the historical prevalence of the invasive chytrid fungus in the Bolivian Andes: implications in recent amphibian declines. Biological Invasions, 19: 1781–1794. https://doi.org/10.1007/s10530-017-1390-8

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Muñoz-Saravia, A., Callapa, G., Janssens, G. P. J. 2018. Temperature exposure and possible thermoregulation strategies in the Titicaca water frog Telmatobius culeus, a fully aquatic frog of the High Andes. Endangered Species Research, 37: 91-103.

Muñoz-Saravia, A., Águila-Sainz, A., Zurita-Ugarte, R., Callapa-Escalera, G., Janssens, G. P. J. 2020. Cannibalism in the High Andean Titicaca Water Frog, Telmatobius culeus  Garman, 1875. Amphibian & Reptile Conservation, 14(3) [General Section]: 156–161 (e262).